Perfect Two de Auburn despertó a Andrea de su profundo sueño. Esa canción era el tono de llamada cuando le llamaba Fernando. Miró a un lado y a otro sorprendida, estaba en la cama de Mark, durmiendo junto a él. Ahora se acordaba de todo. Corriendo se levantó y cogió el teléfono al fin.
- ¡Cariño! Estoy saliendo de mi casa, en nada paso a recogerte.
- ¿Recogerme? ¿Para qué?
- ¿No te acuerdas? Vamos a ir al cine, y después a mi casa, ya te he dicho que mis padres no están.
¡Vaya! Se le había olvidado, había quedado con Fer para pasar la tarde y la noche juntos. Y ella, en vez de estar preparándose para él, estaba durmiendo con el chico de intercambio, que estaba saliendo con su mejor amiga. ¡En qué estaría pensando!
- ¡Si lo sabía! Era para engañarte tonto. Bueno, pues te espero aquí. Cuando estés en mi puerta dame un toque. ¡Te quiero!
- Anda, tonta. Vale, nos vemos. Te quiero cariño.
Ella colgó enseguida y se apresuró a vestirse. Se puso un vestido blanco no muy largo. Algo ceñido por la cintura y suelto por el pecho. Con manga francesa bien ajustada al brazo. Se lo había regalado su padre por su cumpleaños, le encantaba. Siempre se lo ponía para ocasiones especiales y esa, quería que lo fuera. Se puso unas medias transparentes y unas manoletinas blancas. Se soltó el pelo y se pintó un poco la raya. Algo de brillo en los labios, y como siempre su colonia de vainilla. Un regalo suyo por los seis meses juntos. Justo cuando se echó la última gota su móvil sonó. Se puso una chaqueta vaquera y bajó deprisa las escaleras. Antes de que abriera la puerta alguien le habló por detrás.
- ¿A dónde vas?- era Mark que la miraba desde arriba.
- Voy con de Fernando, iremos al cine y dormiré en su casa, sus padres no están. Dile a mis padres que estoy en casa de Clara haciendo un trabajo, a ella ya se lo he explicado todo.
- Vale. Que te lo pases bien.
- ¡Gracias! Por cierto, he dormido muy bien.- Y mostrando su última sonrisa salió de la puerta, dejando al chico totalmente ensimismado.
Fernando la vio salir con ese vestido tan bonito, le encantaba; esos ojos tan brillantes que reflejaban todo ese amor que tenían entre los dos; esa sonrisa que le enamoró desde el primer día. Había hecho bien en volver con ella, era la mejor chica con la que había estado nunca. En cuanto se acercó a él pudo percibir su olor a vainilla, el de la colonia que le había regalado. Se miraron a los ojos y se besaron con ternura, sabiendo que esa tarde era solo para ellos.
Caminaban de la mano, parándose en cada esquina, con una sonrisa siempre presente, entre bromas, abrazos cariñosos y besos en los labios.
Llegaron a la puerta del cine, iban a ver "La vida en tres días", por petición de Andrea. Hacía unas semanas que la quería ver, y ahora tenía la oportunidad de verla con el chico al que más quería en el mundo. La película comenzaba a las siete y media, y todavía quedaban quince minutos hasta esa hora. Cogieron las entradas y marcharon a un parque cercano al que habían ido algún que otro día juntos. Allí estuvieron sentados bajo un árbol, y pasados diez minutos se dirigieron de nuevo a los cines. Subieron a la segunda planta, y compraron palomitas y dos Coca-colas. Pasaron a la sala 15, sentándose en los últimos asientos, apartados de todos.
La película empezó y sus ojos estaban clavados en la pantalla. La chica estaba echada sobre el hombro de Fernando, y él, le acariciaba el pelo lentamente. Cinco minutos después, una pareja pasó a la sala, apresurada para no perderse nada. Andrea se fijó bien, ya que la chica le resultaba algo familiar; cuando miró completamente vio que ella era Clara, y que un chico no muy alto y al que no conocía de nada estaba con ella, agarrándola de la mano. No quería molestar, así que decidió que ya hablaría con ella al día siguiente. Se centró en la película y en Fernando que la miraba embelesado.
En la película había escenas aburridas, en las que los dos aprovechaban para darse un largo beso en los labios o para juguetear con las palomitas. Los dos disfrutaban del otro, siempre felices, y les quedaba mucho para estar juntos, momentos que no olvidarían jamás.
Caminaban de la mano, parándose en cada esquina, con una sonrisa siempre presente, entre bromas, abrazos cariñosos y besos en los labios.
Llegaron a la puerta del cine, iban a ver "La vida en tres días", por petición de Andrea. Hacía unas semanas que la quería ver, y ahora tenía la oportunidad de verla con el chico al que más quería en el mundo. La película comenzaba a las siete y media, y todavía quedaban quince minutos hasta esa hora. Cogieron las entradas y marcharon a un parque cercano al que habían ido algún que otro día juntos. Allí estuvieron sentados bajo un árbol, y pasados diez minutos se dirigieron de nuevo a los cines. Subieron a la segunda planta, y compraron palomitas y dos Coca-colas. Pasaron a la sala 15, sentándose en los últimos asientos, apartados de todos.
La película empezó y sus ojos estaban clavados en la pantalla. La chica estaba echada sobre el hombro de Fernando, y él, le acariciaba el pelo lentamente. Cinco minutos después, una pareja pasó a la sala, apresurada para no perderse nada. Andrea se fijó bien, ya que la chica le resultaba algo familiar; cuando miró completamente vio que ella era Clara, y que un chico no muy alto y al que no conocía de nada estaba con ella, agarrándola de la mano. No quería molestar, así que decidió que ya hablaría con ella al día siguiente. Se centró en la película y en Fernando que la miraba embelesado.
En la película había escenas aburridas, en las que los dos aprovechaban para darse un largo beso en los labios o para juguetear con las palomitas. Los dos disfrutaban del otro, siempre felices, y les quedaba mucho para estar juntos, momentos que no olvidarían jamás.
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