Holaa cieliines! :3 Espero que hayáis comenzado estupendamente vuestro viernes. Bueno, últimamente el libro lo tengo un poco trabado, así que ya os avisaré cuando vaya a publicar nuevos capítulos.
Bien, hoy vengo a hablaros de una película muy significativa para mi vida, que vi hace poco. Esta entrada, va dedicada a Alex, el hijo de unos amigos íntimos de mis padres, que hace unos diez u once años, después de haber luchado y haber intentado salir adelante, con cinco años, murió a causa de un maldito cáncer. Y joder, que injusta fue la vida para él. Así que ahora, estés donde estés Alex, ya que yo te conocí siendo muy pequeña, te digo que sigo tu ejemplo, y que nunca me dejaré vencer.
Bueno, esta película protagonizada por Juanjo Ballesta, Luis Ángel Priego, Gorka Moreno y Alejandro Zafra, es un gran canto a la vida. Ya que demuestra que nunca hay que rendirse, y que por muy mal que se pongan las cosas, siempre hay que pintar los días grises con una bonita sonrisa.
Trata de tres adolescentes con cáncer (los pelones) que se divierten haciendo trastadas por el hospital, y que siempre van mirando hacia delante para intentar curarse de su enfermedad. Miguel Ángel, (Juanjo Ballesta) perdió a su madre, y se niega a hablar con su padre porque le considera el culpable de su enfermedad; Izan, (Luis Ángel Priego) es un joven que siempre intenta sacar el lado positivo, y que, a pesar de su carácter travieso, siempre intenta ayudar a los demás; Dani (Gorka Moreno) era el más serio de los tres, pero cuando conoce a Gloria, una jovencita con anorexia, su vida cambia, y los dos comparten una bonita y romántica historia de amor en el hospital; Jorge (Alejandro Zafra) es un chico que ha tenido un accidente de moto y ha ingresado en el hospital, haciendose amigo de los demás pelones, pero al final descubre gratamente que no tiene cáncer.
Yo, sinceramente, vi la película hace unos días, y no pude aguantar las lágrimas, ya que lloré y lloré como una niña de dos años. La vi con mi padre, quien también lloró. Fue un momento muy emotivo el del final, ya que me abracé a él como hacía mucho tiempo, y lloré en su hombro, sollozando sin consuelo, como solía hacer cuando era pequeña. Gracias a ello, me he dado cuenta de muchas cosas, y una de ellas, quizá la más importante, es que nunca hay que perder la sonrisa por muy mal que estén las cosas, y que siempre hay que valorar lo que tenemos, porque nunca sabemos cuando lo vamos a perder.
Os recomiendo la película.
Un besiito amores! Feliz viernes, siempre con una sonrisa, y por supuesto, con ganas de vivir! :*