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viernes, 3 de enero de 2014

Capítulo 10

- Buenos días preciosa. 
Andrea despertó con la luz del sol agolpada en sus ojos. Una sombra la tapaba un poco y la hacía ver mejor. Pestañeo unas cuantas veces y por fin abrió sus ojos. Vio a un chico alto, rubio y con unos preciosos ojos azules, que la miraba con ternura. Mark le acariciaba el pelo suavemente y le sonreía con esa sonrisa tan deslumbrante. Andrea se levantó, cogiéndose de la mano del chico, muy despacio; pero de repente miró la hora y vio que eran las ocho y cuarto, en quince minutos Silvia iría a recogerla. Saltó de la cama dejando sorprendido a Mark y empezó a elegir la ropa para el día. Él hizo un gesto de despedida y bajó abajo para desayunar. Andrea no se creía el despertar tan bonito que había tenido y se preguntaba si ese chico era experto en enamorar, porque con ella lo tenía casi conseguido. 
Se vistió rápido con unas mallas, sudadera y deportivas y bajó corriendo. Cuando hubo terminado de desayunar y asearse, cogió su mochila, comprobó su teléfono, agarró a Mark sin cuidado alguno y los dos salieron de la casa precipitadamente. Silvia estaba esperándola ya en la puerta y la miró con cara rara. Sin embargo, a Mark le mostró su mejor sonrisa, algo pícara, notó Andrea. 
  - ¡Hola Mark! Veo que aquí la gente no te trata con el debido cuidado, ¿no?
  - No, qué va. Es que Andrea tenía prisa por no hacerte esperar demasiado. 
La chica rubia sonrió para sus adentros y sin mirar a su amiga supo que ésta se había quedado fatal tras la contestación del polaco. 
Los tres anduvieron y anduvieron hasta llegar al instituto, donde Lucía y Clara estaban esperando como casi siempre en la puerta. La pelirroja miró a Andrea con cara de consolación, por lo que había pasado la noche anterior. Una mirada valía más que mil palabras entre ellas. Todos se saludaron y entraron al centro. Repentinamente Andrea se sintió arrastrada por una mano y sacada del grupo de sus amigas. Ninguno se dio cuenta, ya que la atrapada iba la última y el "secuestro" no fue ruidoso. La joven intentó gritar el nombre de alguno de sus amigos, pero una mano morena y curtida le tapó la boca. La llevaron hasta la parte de atrás del instituto, sin que ella viera a su secuestrador. Allí, la soltaron y la pegaron contra la pared. Yeray. 
Yeray era un chico de tercero, que debería estar en primero de bachiller pero había repetido primero y tercero. Cuando repitió primero entró en la clase de Andrea y las demás y  había tenido atracción por Silvia. Pero ésta siempre pasaba de él, no quería nada con ese chico tan macarra que solo iba a lo que iba. No obstante, en tercero se desinteresó por la de cabellos rizados y empezó a gustarle Andrea. Ella, atraída por el físico del chico, comenzó a ligotear con él, hasta que Yeray, viendo la intención de Andrea la pidió salir. Aceptó entusiasmada y creyó que quizás ella podría cambiar un poco al alocado chico y convertirle en el novio perfecto. Pasaron unas semanas estupendas, tan solo había ligeros besos en los labios, cortos y fugaces. Pero un día que salieron los dos solos, Yeray la llevó a un rincón desierto y fue a lo que había estado esperando tanto tiempo. Andrea chilló y un chico moreno acudió en su ayuda. Ese chico era Fernando y desde entonces la muchacha se enamoró de su salvador y pasó de Yeray. 
Andrea sabía que el chico, seguía interesado en ella y que hacía lo posible por que tuvieran un momento a solas los dos. 
  - An, cuánto tiempo sin clavar mis ojos en los tuyos. Penetrante. Me he enterado de que ese tal Fernando te ha dejado por otra. ¿No es así?
  - Déjame en paz.- Y escupió al lado de los pies de él.- No quiero nada contigo, eres un imbécil de...
Pero fue interrumpida por unos labios agrietados sobre su boca, besándola con descaro e impotencia, después sobre su cuello dejándolo todo húmedo y asqueroso. Andrea se intentó quitar pero las manos del chico la sujetaban sin cuidado alguno. Intentó gritar pero no le salían fuerzas, ya que casi estaba en el suelo. Después le metió la mano por la camiseta y le acarició la espalda con obsesión; su mano fue subiendo y subiendo hasta rozar el broche de su sujetador, intentó gritar y logró articular algún pequeño chillido. Notó que su sujetador estaba desabrochado y pataleó sin conseguir nada, de repente vio una multitud y al instante cayó desplomada en el suelo. 

3 comentarios:

  1. DIOOOOOOOOOS que cosas más inesperadas han pasado en este capitulo :-o jajaja luego hablamos :)

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  2. Gracias jiji!! Eso es lo que le hace especial :))
    Un besitoo! ^^

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